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En primer lugar, felicitar a mi buen amigo Javier Peña, ya que fue
él quien me avisó
de la llegada de esta locomotora. A las 14.00, cuando en mi casa nos disponíamos
a comer, dije a mis padres: "Lo siento, tengo que ir a
la estación, no me esperéis a comer", y me comentaron lo de
siempre: "estás loco". Y es que una 333.300 en Burgos no se
había visto antes, y había que inmortalizar el momento. La
locomotora llegó y una hora después volvió a Madrid.
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Pablo
Gadea Garzón
02-02-03
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